L. era una chica como cualquier otra, se levantaba a las 6 de la mañana a bañarse y arreglarse para salir a la escuela. Tomaba los lunes matematicas, literatura, quimica, biologia, taller de ingles y laboratorio de cocina. Los martes era biologia, quimica, taller de ingles, matematicas, deportes y geografia. Los demas dias no importaban, estos eran los unicos dias que yo tenia todas las clases con ella. Y todos los lunes y martes era lo mismo, sentarme detras de ella y observar su cabello castaño caer por su espalda. Ella no me conocia.
Un martes me atrevi a hablarle. Le pregunte acerca de la tarea de matematicas. Sus ojos de nuez me vieron fijamente y me estiro su cuaderno. Realmente no me hacia falta la tarea, ya la habia hecho, asi que solo me dedique el momento que lo tuve en mis manos a hojearlo. Sabia que no deberia hacerlo, tal vez tenia cosas personales.
En la ultima hoja, que fue la que revise primero me tropeze con un pequeño poema que copie a mi cuaderno, ella lo habia escrito, le gustaba escribir cosas:
En tus ojos me pierdo
Dentro, muy dentro
Lamento no poder hablarte
Lamento el tener que conformarme
En tus ojos un momento
Sonrie en tu sonrisa el viento
No hace falta decir que me gusto. Cuando termine de copiarlo levante la vista y la vi que me observaba. Me habia descubierto. Solo palideci al observar sus mejillas rojas. Lo unico que pude susurrar fue un "lo siento" me levante, deje su cuaderno en su banca y sali corriendo del salon.
No volvi a verla hasta el lunes de la semana siguiente. En todo el dia no me dirigio la palabra. Al finalizar la ultima clase y antes de irnos, me detuvo, espero a que todos salieran y me dijo con sus dulces palabras:
"¿Sabes para quien era el poema que escribi?"
No conteste nada, no queria saberlo, sabia que era para V. que se sentaba a su lado y a quien a veces, segun yo habia visto, le pasaba papelitos rosas, seguramente con notas de amor.
"¿No quieres saber?"
Negue con la cabeza, no me atrevia a mirarla a los ojos.
"Mirame"
Levante el rostro y la vi, estaba roja como un tomate, sus ojos color nuez me veian y sus labios cereza estaban ligeramente separados.
"Es para ti, M."
Y entonces me beso.
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