180 km/hr.
El aire en su frente sacudía su fleco anticuado.
Armado con un volante en las manos, un motor potente y un six de cervezas, "el Demonio de la 53" se empeñaba por llevar la aguja del velocímetro más allá del límite.
Parecía que quisiera escapar.
Se detuvo a la orilla del camino donde una chica lo esperaba.
Momentos más tarde recorrían el camino a miles de revoluciones por minuto. Ella se aferraba al brazo fuerte del "Demonio"
"Eres una máquina" Le susurró al oído.
"Demonio" entró en trance. La palabra máquina se detuvo en los engranes de su cerebro automata y lo detuvo, todo parecía ir mas lento. Sus brazos mecánicos perdieron fuerzas y sus ojos brillosos se apagaron.
A todo lo que daba el motor, se dirigían a un barranco. "Demonio" seguía como muerto y la chica a su lado, que vestía un lindo pantalon rojo y una blusa blanca, perdío el conocimiento.
Cayeron, miles de sueños se mezclaron con la caída. Al momento del fatídico golpe, ella despertó bañada en sudor.
Afuera se escuchaba un motor de Mustang. Se asomó y vió al "Demonio de la 53" que la saludaba desde la acera. La esperaba para irse a dar un paseo, para que ella lo abrazara y le dijera al oído que era "una máquina".
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