La Rueda de la Fortuna
Había una vez un pollo que nadie sabe cómo se llamaba, pero todos le decían "pollito".
Pollito no era como todos los demás pollos; él era valiente: siempre se paraba en la entrada de la rosticería como si esperara a que algo sucediera.
Un día, cuando la encargada del lugar estaba a punto de cerrar, esta le preguntó al pollito:
-¿Otra vez aquí, pollo? ¿Qué es lo que quieres? ¿A quién esperas si ya no hay nadie?
-A mi mamá- contestó Pollito-. Aquella que está ahí en la rueda de la fortuna.
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