sábado, 20 de junio de 2009

La noche es una mujer oscura


Tirado. Existiendo. Revivo y pienso, no siento, siento. Sueño, sueño lo que sueñas, sueño que me sueñas, ¿dónde estoy? ¿Qué soy ahora?

Me desahogo, sulfuro, ácido. Sólo. Soledad, ¿dónde estás?

La noche es una oscura mujer que viene a mi encuentro, la noche, vestida con su manto blanco me acaricia, me desarma en sus titilantes estrellas. La noche me sonríe con su cadavérico rostro, sus labios secos y muertos se acercan a mi piel.

La noche se va y vuelve el silencio, silencio mortal, sepulcral.

Me toca debajo de los rayos del Sol, espía mi día. Me acecha. Quiere tenerme.

¿Moriré? ¿Dónde estoy ahora?

Tanto tiempo he corrido y recorrido los oscuros callejones en los que me quedo dormido escapando de la noche. No quiero que llegue la noche. Caerá sobre mi cuerpo y destrozará mi vida.

Le temo.

La noche se acerca.

Explotaré antes de que me lleve con ella a donde los gatos maúllan a la Luna.

No seré de la noche.

No seré de nadie.

No soy nada ni de nadie porque no existo.

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