Hoy desperté muy feliz.
El agua estaba cristalina y amanecí sediento, por alguna extraña razón tenía antojo de unas galletas, así que las tomé de mi refrigerador (nota del escritor: ¡demonios! ¿por qué tiene refrigerador con galletas?)
Después de comer las galletas salí al fresco aire que soplaba y me lanzé al agua, ¡quería nadar todo el día!
A lo lejos veía el sol salir entre las copas de los árboles y los canguros saltaban disfrutando del nuevo día.
De repente recordé que soy venenoso y me puse triste (otra nota: ¡carajo! no pude evitar poner algo así, haha, eso de escribir todo bonito y demás no se me da... Además no estoy escribiendo un cuento para niños)
Salí del agua con el único deseo en mente de hacer el mal; porque todos saben que los ornitorrincos vinimos al mundo a dar amor, paz y hacer el mal.
(Nota del escritor: Ya me cansé de escribir, le sigo luego con la historia de nuestro ornitorrinco malvado).
El agua estaba cristalina y amanecí sediento, por alguna extraña razón tenía antojo de unas galletas, así que las tomé de mi refrigerador (nota del escritor: ¡demonios! ¿por qué tiene refrigerador con galletas?)
Después de comer las galletas salí al fresco aire que soplaba y me lanzé al agua, ¡quería nadar todo el día!
A lo lejos veía el sol salir entre las copas de los árboles y los canguros saltaban disfrutando del nuevo día.
De repente recordé que soy venenoso y me puse triste (otra nota: ¡carajo! no pude evitar poner algo así, haha, eso de escribir todo bonito y demás no se me da... Además no estoy escribiendo un cuento para niños)
Salí del agua con el único deseo en mente de hacer el mal; porque todos saben que los ornitorrincos vinimos al mundo a dar amor, paz y hacer el mal.
(Nota del escritor: Ya me cansé de escribir, le sigo luego con la historia de nuestro ornitorrinco malvado).
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